Buenos días, mi nombre es Rubén
Lopardo (DNI: 16.427.134) e integro un grupo llamado “Tenencia Compartida
La Plata”, una de las tantas organizaciones y grupos que en este y otros
países, luchamos por la igualdad de derechos en el ámbito de la problemática
familiar. Tengo dos hijos: Suyai Lopardo Bustos, de 10 años, y Aukan
Lopardo Bustos, de 7 años. No tengo contacto con ellos desde hace más de
tres años por culpa del Juzgado de Familia N° 1 de La Plata. Negligencia,
burocracia, desidia, autoritarismoy mucha corrupción por parte del Juzgado, ha
provocado que en este tiempo,ellos, mis hijos, se criaran sin su papá. Mis
hijos, son parte de los miles de niños huérfanos de padres vivos de este país
que ha generado la implementación por parte de los Tribunales de Familia de la
tenencia monoparental como única opción en caso de separación de los padres; la
tenencia monoparental es una concepción de organización familiar propia de las
cavernas.
El aislamiento de mis hijos, generado por el Juzgado, ha llegado a
tal extremo que en este momento no sé si ellos están vivos o muertos. Una
realidad completamente injusta y propia de un régimen autoritario, que se
reproduce por infinitos casos en todos los Tribunales de Familia del país. Una
actitud que sin mucho esfuerzo, podría asimilarse a Jorge Rafael Videla cuando
a finales de los ’70, entre otras atrocidades, se robaba mediante un plan
sistemático, cientos de chicos que todavía la Sociedad está buscando. La
titular de este Juzgado de Familia N° 1 de La Plata, la jueza Zulma Amendolara,
cada vez que en las audiencias yo he manifestado lo arbitrario de esta
situación, siempre se ha terminado refugiando cobardemente en la misma frase: “Lo
mío es legal”. Y ahí radica el problema de fondo: las leyes avalan este
verdadera “desaparición” de personas, de miles de padres, de miles de hijos,
que pasamos a ser mutuamente sólo una especie de fantasmas en nuestras vidas.
Esta situación también es aprovechada por abogados inescrupulosos que, tomando
el vacío legal en unos casos y el atraso en las leyes en otros, ofrecen sus “servicios”
para terminar de sepultar el vínculo paterno que todo niño necesita
fundamentalmente en sus primeros años de vida, que es su derecho. Lucran con la
desgracia de nuestros hijos, habiendo conformado con ello un negocio tan
frívolo como vil.
Esta situación no deseada ni por mí ni por mis hijos, no es
única ni excepcional: hoy existen miles y miles de padres impedidos de estar
con sus hijos, miles y miles de hijos e hijas impedidos de estar con sus
padres, con sus tíos, con sus abuelos. Un panorama sumamente desgarrador y
doloroso, atravesado por la indiferencia y la hipocresía de quienes deberían
esmerarse, desde el Estado, en solucionar urgentemente esta situación.
El
espectáculo calamitoso de los Juzgados de Familia, repletos hasta el techo de expedientes
inútiles y la situación de nuestros hijos sufriendo sin poder tener contacto
con sus papás, son las dos caras de este mismo drama social, otra muestra acabada
del fracaso del Estado en administrar Justicia, otra más.
En las décadas del ’80
y del ’90 la palabra clave desde el poder político hacia la Sociedad fue: “Desmilitarizar”.
Se eliminó la colimba, se trasladaron los cuarteles militares de las ciudades a
las fronteras, se disminuyó considerablemente el presupuesto militar, etc. Por
suerte, se ha avanzado mucho en ese camino y en la actualidad la Sociedad, se
encuentra más “civilizada”. Hoy, empieza a aparecer en el horizonte otra
palabra que expresa una imperiosa necesidad social: “Desjudicializar”.
La Justicia,
por querer abarcar desmedidamente cada vez más cuestiones, por querer
inmiscuirse en cada acto del ser humano, ha entrado en un estado de colapso
total e inacción que la ha llevado a ser cuestionada por sus fallos, pero más
que nada por sus tiempos. Por suerte en el debate previo y en la sanción de
varias y recientes leyes, como por ejemplo la Ley de Género y la pronta a ser
tratada Ley de Despenalización del Consumo de Drogas, se parte de esta premisa
básica para intentar desenmarañar a la Sociedad de este grave problema.
De los
tres poderes del Estado, en dos (el Ejecutivo y el Legislativo) los representantes
son votados; en el tercero (el Judicial) todavía no. La Democracia aún no ha
llegado al Poder Judicial, un ámbito donde reina la lógica feudal en pleno siglo
veintiuno. Para terminar con esta situación, se debería avanzar en varios aspectos:
a los jueces habría que votarlos, eso evitaría el despotismo de muchos magistrados
eternizados en sus cargos sin tener que rendir cuentas a la Sociedad sobre sus
fallos; se deberían conformar los Tribunales Ciudadanos o Populares, donde
representantes sociales decidan con criterios más cercanos al ser humano, los
conflictos que a diario se suceden, etc., etc., etc. Por ejemplo, ningún
Tribunal así conformado, aceptaría como lógico separar a miles de hijos de sus
padres como sí lo hacen muchos jueces hoy, tan desligados, tan alejados de toda
lógica racional. En varios países de Latinoamérica se viene avanzando en ese
aspecto, con la implementación cada vez más masiva de la Justicia Comunitaria.
En definitiva de lo que se trata, es de que el Estado reconozca que ha
fracasado en la implementación de Justicia para la población, y que empiece a
retirarse progresivamente para dar paso a otras soluciones mucho menos
burocráticas y kafkianas, para dar paso a la Sociedad Civil. Haber incorporado
la Convención de los Derechos del Niño a la Constitución Nacional en la reforma
de 1994, fue un paso importante en materia legal para solucionar muchos
problemas, pero esto cuesta bastante que llegue a implementarse porque
inevitablemente choca con la realidad de tantísimos jueces que vienen
trabajando en Tribunales de Familia desde la época de la última Dictadura Militar,
y fueron formados en una concepción muy autoritaria y corrupta. No se va a cambiar
con la matriz con la que fueron creados, podrán disimular un poco pero sus
rasgos asoman con cada fallo injusto que la Sociedad debe soportar; en esto también
es necesario un corte etario que marque un punto de inflexión desde donde
comenzar de nuevo. Aquí, en la ciudad de La Plata, el pasado 17 de Agosto se
cumplieron 19 años de la desaparición de Miguel Bru, un joven que conocí; en
este 18 de Setiembre que se avecina, se cumplen seis años de la desaparición de
Jorge Julio López, otra persona que también conocí. Nuestros hijos, de alguna
manera, son también como ellos, “desaparecidos” de esta época democrática,
desaparecidos del ámbito familiar paterno por parte de un Estado incapaz de
solucionar de manera inteligente tantas problemáticas. Una deuda social que no
puede esperar más tiempo.
Bienvenida sea la iniciativa de reformar el Código
Civil después de 150 años en que esto no sucedía. Un hecho que debería ocurrir
más seguido, cada 5 o 10 años, para que el mismo acompañe los cambios en la
Sociedad que se dan a cada momento y de forma permanente; porque es el Código
Civil el que debe adecuarse a la Sociedad y no la Sociedad al Código Civil. Luchamos
por solucionar el acuciante problema que sufren nuestros hijos, aunque ellos,
ya tienen la infancia arruinada por el Estado y sus Tribunales de Familia; pero
por eso mismo, por haber sufrido esta verdadera “catástrofe umanitaria” que se registra
en los Juzgados de Familia del país, luchamos también para que ningún otro niño
o niña de aquí en adelante, esté sometido a esta aberración jurídica que puede
condicionarle tan negativamente su porvenir. Luchamos para que la tenencia monoparental
sea un mal recuerdo del pasado, como lo es hoy el Servicio Militar Obligatorio.
Esta reforma debe incluir la Tenencia Compartida de los hijos tras una ruptura conyugal
como opción preferente del Estado porque entre otras cosas, todas las encuestas
referidas al tema dan abrumadoramente resultados en ese sentido; pero principalmente,
porque es mejor para los niños. Custodia Compartida, Tuición Compartida,
Cuidados Compartidos, Responsabilidad Parental Compartida, no importa el nombre
que se le quiera poner, uno y sólo uno debe ser el concepto rector: la Igualdad
ante la ley de ambos progenitores,el derecho de los niños a criarse con los
dos. Porque los niños no se divorcian de ninguno de sus progenitores. Los
artículos referidos al tema Familia del nuevo Código Civil unificado deben contemplar
la Tenencia Compartida. Si así sucede, las distintas organizaciones que venimos
luchando por este derecho igualitario, acompañaremos la reforma. En caso que
así no suceda, seguiremos denunciando esta injusticia en los medios y en la
calle. Seguiremos luchando por Igualdad, seguiremos luchando por Justicia, seguiremos
luchando por la Tenencia Compartida; en definitiva, seguiremos luchando por
nuestros hijos.